El ciclo vicioso de usar y tirar: la obsolescencia programada.

La obsolescencia programada es la vida útil que tienen los productos o las máquinas, es algo que nos afecta a todos pero que mucha gente afirma que no existe, aun que hay muchos estudios que sí lo afirman. Cuando compramos algún dispositivo, como un móvil, nos funcionará a la perfección y estaremos contentos; pero al paso del tiempo empezará a decaer, y comenzará a ralentizarse, las aplicaciones irán poco a poco tardando más en abrir, todo tardará más tiempo en funcionar y en arrancar.
La obsolescencia programada ya se tiene en mente a la hora de crear un producto, siempre se piensa en el beneficio de la empresa, cuanto más rápido se estropeen los productos, con más rapidez iremos a comprar otros nuevos, y esto, generará siempre ganancias para la empresa.

Esto es algo que ocurre a nivel mundial, no solo ocurre en las ciudades más grandes sino también en todas las ciudades en las que se vendan cualquier tipo de producto, y esto conlleva un gran problema para las personas. Normalmente, en el tema de la obsolescencia programada en los móviles, se suelen crear unas actualizaciones que propiamente hagan que el dispositivo se vaya ralentizando, consiguiendo que nos acabamos cansando de estar con un móvil obsoleto e inútil, y por esto mismo, es por lo que surge este fenómeno, cuanta más gente tenga problemas, más costarán repararlos y seguramente cueste menos comprar un dispositivo de mayor gama que reparar el actual.

Dentro del propio término de obsolescencia programada, hay varios tipos: la obsolescencia de función, que se da en el momento en el que sale un nuevo dispositivo mejorado de esa marca; la obsolescencia de calidad, que como dice su nombre, es la que ocurre cuando el dispositivo deja de funcionar y de tener calidad propiamente; y las obsolescencia de deseo, que esta simplemente es la que sucede cuando por puro gusto y puro deseo, dejamos de usar un producto porque ya no está de moda o porque hay otro más bonito.

Siempre hay un ciclo que se suele seguir en la obsolescencia programada, y este es un claro ejemplo de la obsolescencia de calidad:



Después de obsoletar un producto, ¿qué solemos hacer con el? Pues es simple, algunos los guardamos en casa por si en algún momento perdemos o se nos estropea el actual y no podemos permitirnos adquirir otro, y otros los tiran a la basura.

Tirarlos a la basura es probablemente lo peor que podríamos hacer, las baterías de los móviles son muy contaminantes, y una sola podría llegar a contaminar 600.000 litros de agua. 

Y, ¿a dónde van todos esos residuos electrónicos que tiramos? Todos estos residuos van a parar mayormente a China, siendo Estados Unidos y Europa los principales productores de esta basura, así dando resultados de que en 2017 se generaron 65 millones toneladas de residuos.




Las 65 millones de toneladas no están solo compuestas de móviles, sino también ordenadores, frigoríficos, congeladores, etc. Las baterías de los móviles (normalmente de litio) son muy peligrosas por su posibilidad de explotar; las neveras desprenden gases que no son nocivos para nosotros pero si lo son para el medio ambiente, afectando así a la capa de ozono y sumándose a las causas  del calentamiento global; y los viejos televisores están formados de metales pesados difíciles de reciclar. Por eso, no debemos nunca tirarlos a la basura.

Personalmente, cada vez mis dispositivos se ven más afectados por esta mala práctica, al actualizar mi ordenador, cada vez se ralentiza al encenderse, al abrir el navegador, o al ejecutar/jugar a un juego. Además, mi móvil es un dispositivo bastante nuevo, no tiene ni 1 año y medio y cada vez lo uso menos porque se me hace imposible de manejar con tantos fallos que se le van metiendo a cada aplicación, es tedioso tener que convivir con la obsolescencia programada porque nos vamos a ver siempre afectados, por eso creo que debería de regularse mas esta práctica.


A continuación, os voy a dejar un vídeo de un claro ejemplo de la obsolescencia de función y de deseo:




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